Empoderamiento desde el aula de clases.
¿Podemos preparar a los niños y jóvenes a empoderarse de sí mismos? Claro que si. Veamos cómo
El término emprendimiento ha estado de moda en los últimos años. Se emplea en el contexto económico en el que se concibe un negocio por si y para sí mismo. Son ideas innovadoras de algún producto con un estilo y una marca personal. Es una inversión personal. Una vez que el pequeño inversionista se posiciona y se hace dueño de si mismo por medio de su creatividad trasciende al empoderamiento y se le abre un mundo de oportunidades.
En educación ha de suceder exactamente lo mismo. En el aula, una vez que el niño se hace dueño de lo que quiere aprender, por y para atender sus necesidades de conocimiento e interés, será un alumno que va mas allá de un simple receptor de información. En consecuencia, el ser se estaría formando para tomar sus propias decisiones para fortalecer sus habilidades y virtudes o en su defecto, resolver los problemas que le afectan, le perturban o le incomodan.
Para ello, el docente debe crear las condiciones para tal fin, y lo primero es la motivación. Debe ayudar al estudiante a creer en sus potencialidades (porque el maestro es un coach motivacional y por ende motivado), debe facilitar al niño, joven o adolescente mediante el día a día, las oportunidades para que descubra quién es, sus capacidades y todo lo que puede lograr y llegar a ser. Lo sabrá cuando el Ser se sonríe, salta, se quiere abrazar a sí mismo por todo lo que logra, porque se siente felíz.
En tal sentido, estamos pensando en un ser autónomo, que es uno de los fines de la educación formal e informal, un ser emancipado, que camina y " hace camino al andar", diría Serrat, tanto para él como para su entorno familiar y social. Sobre todo, estamos hablando de un ser virtuoso, practicante de valores, porque empieza a valorarse a sí mismo y valorar las diferentes potencialidades de los demás. Estaríamos formando, entonces, un ser amable, generoso, honesto.
Para ello, el docente debe crear las condiciones para tal fin, y lo primero es la motivación. Debe ayudar al estudiante a creer en sus potencialidades (porque el maestro es un coach motivacional y por ende motivado), debe facilitar al niño, joven o adolescente mediante el día a día, las oportunidades para que descubra quién es, sus capacidades y todo lo que puede lograr y llegar a ser. Lo sabrá cuando el Ser se sonríe, salta, se quiere abrazar a sí mismo por todo lo que logra, porque se siente felíz.
En tal sentido, estamos pensando en un ser autónomo, que es uno de los fines de la educación formal e informal, un ser emancipado, que camina y " hace camino al andar", diría Serrat, tanto para él como para su entorno familiar y social. Sobre todo, estamos hablando de un ser virtuoso, practicante de valores, porque empieza a valorarse a sí mismo y valorar las diferentes potencialidades de los demás. Estaríamos formando, entonces, un ser amable, generoso, honesto.